La reciente activación de un tramo del swap de monedas con Estados Unidos por parte del Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha generado controversia y preguntas sobre la verdadera utilidad y condiciones de este acuerdo. En un contexto de fragilidad en las reservas internacionales, el gobierno de Javier Milei recurrió a este mecanismo para cumplir con obligaciones financieras y, según trascendidos, para influir en el mercado cambiario antes de las elecciones de medio término.
¿Un secreto a voces?
Fuentes anónimas revelaron que el BCRA concretó operaciones de swap con el Departamento del Tesoro estadounidense por un monto cercano a los USD 2.800 millones, dentro del límite máximo de USD 20.000 millones. De este total, USD 796 millones se destinaron a la adquisición de Derechos Especiales de Giro (DEGs) para pagar vencimientos al FMI, mientras que los restantes USD 1.900 millones se habrían utilizado para contener la presión sobre el tipo de cambio antes de las elecciones.
La Confidencialidad como Estrategia
El ministro de Economía, Luis Caputo, se negó a brindar detalles sobre el swap, alegando un acuerdo de confidencialidad. Sin embargo, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, confirmó la activación del tramo y aseguró que la operación generó ganancias para Estados Unidos. Esta falta de transparencia alimenta las especulaciones sobre las condiciones reales del acuerdo y sus posibles implicaciones para la economía argentina.
¿Un Milei Trade?
Algunos analistas sugieren que la “ayuda” del Tesoro estadounidense podría ser un “Milei Trade”, una maniobra financiera para favorecer al gobierno de turno a cambio de beneficios para Estados Unidos. Se especula con que el balance del Banco Central reflejaría esta operación, donde Scott Bessent habría ayudado a Milei en las elecciones para luego cobrarse el favor inmediatamente. La falta de transparencia en los detalles del acuerdo alimenta estas sospechas.
¿Estabilización o Deuda Oculta?
Mientras el gobierno celebra la estabilización cambiaria lograda gracias al swap, persisten las dudas sobre el costo real de esta operación. La confidencialidad en torno a la tasa de interés y los plazos de devolución de los fondos dificulta la evaluación de su impacto a largo plazo en la economía argentina. Algunos economistas advierten sobre el riesgo de que el swap se convierta en una forma de deuda oculta, que comprometa aún más la situación financiera del país.
¿Qué sigue?
Es fundamental que el gobierno brinde mayor transparencia sobre las condiciones del swap con Estados Unidos, para que la sociedad pueda evaluar sus beneficios y riesgos de manera informada. La opacidad en este tipo de acuerdos solo alimenta la desconfianza y dificulta la construcción de una política económica sólida y sostenible.